jueves, 6 de junio de 2013

PACANCHIQUE, AMOR, VENGANZA Y ALTA TRAICIÓN

Quemuenchatocha, Zaque de Hunza tenía un gran amigo llamado Baganique, señor de gran riqueza, generoso y noble, que cultivaba chizos (ciruelos silvestres) para aromar sus dehesas. Entre los muchos hijos de Baganique, tenía especial predilección por uno de ellos, Pacanchique a quien él mismo le había buscado compañera. Nagantá se llamaba la bella prometida; de negros ojos grandes, de tez morena, de menudos y blancos dientes.
Quemuenchatocha celebraba una gran función en Hunza. Los caciques y grandes señores, toda la nobleza chibcha, llegaba a la capital del imperio, en enfilada romería por caminos y trochas, poniendo un festón de puntos suspensivos sobre la desnudez de los barrancos tunjanos. Por la senda descendía la corte de Baganique, Pacanchique y su prometida, sin que ningún presentimiento inquietara el corazón de los jóvenes amantes. Al día siguiente se inició el festejo, con la adoración a Sua.
Quemuenchatocha de rodillas sobre las sagradas piedras de los cojines de Tunja, extendió los brazos e inclinó la frente, cuando por el Oriente apareció envuelto en el dorado ropaje del amanecer, el disco solar soberbio y majestuoso regando fulgores sobre los adormecidos bohíos de la noble Hunza. El pueblo seguía el ejemplo del Soberano, en su homenaje a Sua. Nagantá que estaba cerca, sintió miedo al recibir los rayos punzantes, que no eran los tibios de las caricias del sol, y cuando levantó la frente sintió que eran las fieras miradas de Quemuenchatocha.
Siguieron los festejos, pero en todas partes Nagantá siempre perseguida por la brutal mirada de Quemuenchatocha, que como trágica sombra solo miedo y espanto llenaba su corazón. Con la terminación de la fiesta, traía ya el consuelo del regreso, cuando surgió la orden de retenerla, en los aposentos del zaque; había sido escogida como esposa de Quemuenchatocha. Inmenso honor que le dispensaban los dioses, dejando al pobre Pacanchique, que silenciosamente sacrificara su amor a los designios supremos.
Con las luces de la tarde Baganique y su hijo regresaron cabizbajos y mudos rumbo a su cercado. Pacanchique, rompiendo el silencio, habló a su padre para increparle, ¿por qué siendo también de la nobleza, permitía que así se destrozara la vida de un hijo, arrebatándosele la prometida? El anciano Baganique meditaba y pensaba quizá, en la mucha razón de estos reclamos, como si hubiera querido, que ni el viento oyera sus palabras, largamente le habló al oído y ambos a las últimas luces del día, se dieron a arrancar del pantano, que fecundaba esas tierras legendarias, hojas de una hierba desconocida.
Al igual que la noche Pacanchique bajaba otra vez el cerro de Soracá, mientras su padre, sentado a la vera del camino, esperaba impaciente los acontecimientos. La paja de los bohíos de Hunza empezaba a platearse por la luna, y el silencio velaba el sueño de la bella ciudad.
Pacanchique agazapado, cruzó el triple cercado del bohío real, prisión de Nagantá. Llegó hasta ella, que llorando miraba el rayo lunar, que festonaba la puerta de comunicación a los aposentos del Zaque. Pacanchique la tomó en los brazos “es tiempo de marcharnos” le decía, tu juventud y belleza no es para sacrificarlas a un monstruo. Mi padre nos espera, en las orillas del Guaía y allá está nuestra ventura y felicidad”.

“No insistas... no puedo” le contestó ella, son inútiles tus súplicas. Los dioses han querido santificar mi vida y desde hoy solamente a mi Soberano pertenezco, por la divina gracias de su real clemencia...”
“La noche está muy clara, le dijo Pacanchique, pon tu cabeza aquí sobre mi corazón, ya que yo sabré alivianar tus temores y acallar tus palabras de protesta...” Y mientras besaba los cabellos de la mujer, simulando acariciarla, le llevó a la nariz la mano en que tenía estrujadas, por la angustia, las hojas misteriosas. Nagantá empezó a desfallecer, languidecía como una flor tronchada y el efecto sedante del narcótico la adormeció. El bizarro mancebo la alzó en los brazos y marchó con ella, mientras dejaba que atrás el viento desgranara su canción y las caricias sobre el desnudo lomo de los barrancos tunjanos. Baganique esperaba, cuando llegó el hijo con Nagantá adormecida. El olor de otra hierba misteriosa le devolvió la fuerza y el amor perdidos. La luna brillaba más y fue la compañera de los tres, en el viaje de regreso a los bosques.
Con el nuevo día llegó un nuevo dolor. El cruel Quemuenchatocha había ordenado la recuperación de la Doncella y un ejemplar castigo a los raptores. En los bosques de ciruelos de Baganique se celebraban las nupcias de la bella Nagantá y Pacanchique. Cuando felices horizontes se abrían a esas vidas juveniles, los emisarios del Zaque segaron para siempre la inocente ventura. Pacanchique huyó, pero Nagantá y Baganique atados como criminales fueron llevados a presencia del Zaque. Inútiles fueron las protestas y vanas las apelaciones a la amistad de los dos viejos amigos, la suerte estaba echada y días después en la Loma de Los Ahorcados, desde donde siglos antes Hunzahúa maldijo a la ciudad, dos trágicos péndulos se balanceaban señalando la hora final del Reino chibcha, el cuerpo cargado de años del noble Baganique, cultivador de ciruelos y último cacique de Ramiriquí y el tembloroso y palpitante de vida de la bella Nagantá.
Las fuerzas españolas buscaban ya el dorado, en las tierras del Hunza. La avanzada de Gonzalo Jiménez de Quezada llegaba a territorios del Cacique Baganique, y cuando desorientado, buscaba el sendero al desconocido y buscado paraíso, un indio joven ofreció entregar todo el oro que quisieran y la persona del cruel Quemuenchatocha. Era Pacanchique quien vengaba la vida de su padre y comprometida.
Disfrazado de soldado condujo a los españoles a Hunza y les entregó al Zaque. Profundamente herido y huérfano de todos los amores de la vida, increpó al Soberano sus delitos, recogiendo de sus labios la valerosa frase de: “en mi voluntad nadie manda”, con que el último mandatario chibcha inició su orgulloso mutismo, mientras todavía pendían de las horcas los esqueletos de muchos ajusticiados.
La entrega del Zaque no fue suficiente para desterrar el odio y la venganza de Pacanchique, reveló también a los españoles, la existencia del Templo del Sol en Suamox. Recogidos los tesoros de Hunza, siguieron a la ciudad sagrada y solo dos días habían transcurrido, cuando el gran Templo empezó a consumirse por las llamas, pereciendo en ellas el sumo Sacerdote de Iraca. Los fulgores de ese incendio a manera de una llamarada de guerra, convocó a los caciques comarcanos, en tierras del Tundama, donde ejércitos indígenas quisieron encerrar a los invasores profanadores de los templos y cuando docenas de soldados españoles regresaban a Hunza, miles de indígenas pretendieron cercarlos en las llanuras de Bonza; jefes chibchas con vistosas coronas de plumas dirigían el combate, pero sus flechas fueron impotentes ante las lanzas españolas y los cascos de los caballos, como por sobre alfombra pasaron triturando los cuerpos de los indígenas, sembrando el terror, la desesperación y la derrota.
Las sombras de la tarde completaron la tragedia, Pacanchique en nostalgia de su antigua nobleza se despojó de la vestimenta española; arrojó lejos la lanza que no sabía manejar; quitó la corona de plumas a uno de los muertos para colocarla en sus sienes; y se armó de flecha; enarcado el cuerpo, se disponía a dirigir el dardo contra un grupo de sus hermanos fugitivos, cuando un soldado español sin reconocerlo le clavó la lanza en la espalda. Caído besó la tierra de sus mayores que había traicionado y renegado con su propia sangre, no pudo detener la muerte ni aún agarrándose a las hierbas del suelo sagrado de su patria.
Así cayó el Imperio de los chibchas por la tiranía del último Zaque ¡La eterna historia y la eterna lucha contra la crueldad y el despotismo! Fue un brote de soberbia, la explosión de un corazón herido, que buscó en el odio, y la traición el derecho a la libertad de amar.


EL PERRO DE SAN FRANCISCO

En el Parque de San Francisco,
al frente del templo, allí
existía la estatua de un perro
con cadenas, hecho en piedra.
En horas avanzadas de la noche,
las gentes veían el perro
de San Francisco arrastrando
sus cadenas, con ladridos terribles
y ojos con fuertes luces.
Cuentan las tradiciones tunjanas
que al perro de San
Francisco con sus cadenas
infernales le gustaba entrar
a las casas que quedaban
con los portones abiertos; y mucho más le gustaba entrar  a las casas en donde se estaban realizando velorios con rezos para los difuntos.

Por ello había tendencia a
dejar cerradas todas las puertas y ventanas de las casas.En el Templo y Convento de San Francisco existía también la leyenda del Toque de las Animas, según la cual salía un sacerdote misterioso con casulla roja y con vaso sagrado para decir misa en la madrugada.

MITOS Y LEYENDAS DE TUNJA


SANTA LAURA MONTOYA

María Laura de Jesús Montoya Upegui (Jericó, Estado Soberano de Antioquia, Estados Unidos de Colombia, 26 de mayo de 1874 - Medellín,Colombia, 21 de octubre 1949), mejor conocida como Madre Laura, fue una educadora y misionera católica fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena.

En 2004 fue declarada beata de la Iglesia católica habiéndose conocido un milagro obrado por intercesión suya. En diciembre de 2012 se dio a conocer el veredicto por parte del grupo de evaluación del proceso de su canonización, según el cual, un segundo milagro fue obrado por intercesión suya, con lo que se completaron los requerimientos para su declaración como santa, lo que la convirtió en la primera santa de nacionalidad colombiana. El papa Francisco inscribió su nombre en el libro de los santos mediante la fórmula canónica en solemne concelebración eucarística en la plaza de San Pedro el 12 de mayo de 2013.

A la edad de 39 años, Laura decidió trasladarse a Dabeiba en compañía de 6 catequistas con la aprobación del obispo de Santa Fe de Antioquia, monseñorMaximiliano Crespo Rivera, para trabajar con los indígenas Emberá Chamí. Desde entonces dedicó el resto de su vida al apostolado y las misiones. El 14 de mayo de 1914 fundó la Congregación de Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena con un grupo de catequistas que la acompañaban a las misiones A partir de entonces se dedicó a establecer con las hermanas misioneras centros cercanos a las comunidades indígenas, cuya casa principal estaba en Dabeiba. Estableció las constituciones de la Congregación y en 1917 las presentó ante el obispo Maximiliano Crespo Rivera. En 1919 fundó enSan José de Uré una misión para trabajar con los negros de la región.
Practicó la literatura, escribió más de 30 libros en los cuales narró sus experiencias místicas con un estilo comprensible y atractivo. Su autobiografía se titula "Historia de la Misericordia de Dios en un alma". En 1939 el presidente Eduardo Santos la condecoró con la Cruz de Boyacá. Pasó sus últimos 9 años de vida en silla de ruedas. Falleció en Medellín el 21 de octubre de 1949, tras una larga y penosa agonía. La congregación de misioneras contaba con 90 casas en el momento de su muerte y estaba conformada por 467 religiosas que trabajaban en tres países.
Beatificación
La causa para la beatificación de la Madre Laura fue introducida el 4 de julio de 1963 por la Arquidiócesis de Medellín. El 11 de julio de 1968 la congregación religiosa de misioneras fundada por ella recibió la aprobación pontificia. Fue declarada siervo de Dios en 1973 por el papa Pablo VI y posteriormente declarada venerable el 22 de enero de 1991 por el papa Juan Pablo II El propio Juan Pablo II la beatificó el día 25 de abril de 2004 en una ceremonia religiosa realizada en la Plaza de San Pedro en Roma en presencia de 30.000 fieles. El arzobispo de Medellín Alberto Giraldo Jaramillo erigió por medio del Decreto 73 de 2004 el Santuario en donde reposan las reliquias de la Madre Laura. Posteriormente el Congreso de Colombia aprobó la ley 959 del 27 de junio de 2005 por la cual se le rinde homenaje a la Beata Madre Laura y reconocimiento a su obra evangelizadora. Su fiesta se celebra el 21 de octubre.
Canonización
El día 20 de diciembre del año 2012 en Ciudad del Vaticano, el cardenal Angelo Amato dio a conocer la autorización del Papa Benedicto XVI para la canonización de la Madre Laura Montoya, siendo la primera persona de nacionalidad colombiana reconocida como santa en la Iglesia Católica. Habiéndose reconocido ya un milagro obrado por intercesión suya sobre la señora Herminia González Trujillo en 1993, por el cual fue declarada beata, se reconoció un segundo milagro, siendo éste realizado en favor del médico antioqueño Carlos Eduardo Restrepo, quien, de una manera inexplicable para la ciencia, fue sanado de una enfermedad terminal. La fecha final para la celebración del rito de canonización se anunció el 11 de febrero de 2013. Su canonización se realizó el 12 de mayo de 2013. A esta ceremonia a la que asistieron aproximadamente 80 mil personas y que se realizó en la Plaza de San Pedro de El Vaticano, asistió también una importante delegación de colombianos encabezada por el presidente de Colombia Juan Manuel Santos como también el médico Carlos Eduardo Restrepo en compañía de su familia y los médicos que dieron testimonio de este milagro
El representante a la Cámara por el departamento de Antioquia Carlos Alberto Zuluaga presentó el proyecto de ley 253 de 2013 por medio del cual se le rinden honores a Santa Laura MontoyaEn el proyecto se propone consagrarla como Santa Patrona del Magisterio de Colombia, así como levantar un mausoleo para la peregrinación de los fieles en el Santuario donde está su tumba.




ASPECTOS ESTRUCTURALES DEL PUEBLO MUISCA O CHIBCHA

La Sociedad Chibcha. En esta sociedad existía un tipo de estratificación social, en la cual los caciques y sus familias formaban un estamento superior privilegiado. También influían los sacerdotes o jeques y los güechas o guerreros. En las decisiones político-administrativas y militares, los Zaques del Cacicato de Tunja estaban asistidos por un Consejo de representantes de los Cacicatos y en algunos casos por los Uzaques o Caciques de alta
jerarquía.
Después del grupo de privilegiados y dirigentes seguía el pueblo jerarquizado de acuerdo con el trabajo que realizaban en grupos. Por último
en la escala social estaban los esclavos, que generalmente eran los prisioneros de guerra.

La base de la Sociedad Chibcha era la Familia.
Varias familias formaban los clanes y varios clanes formaban la tribu. Pagaban los tributos a los caciques, los cuales consistían en oro, alimentos, mantas o trabajo.

La Economía Chibcha.
Los Muiscas alcanzaron notables avances en las técnicas de la agricultura, la explotación de la sal, las esmeraldas, et.s. Cultivaban el maíz, la papa, la batata, el fríjol, el tomate, la quinua, el ajl, la papaya, la curuba, la piña y otros productos agrícolas; también cultivaron el algodón y el tabaco. Planificaron la agricultura con base en el calendano y atendiendo a sus observaciones meteorológicas y climatológicas.
Utilizaban las terrazas para sus cultivos.

Una de las actividades importantes de los Muiscas fue la Alfarería. La cerámica fue de calidad, destacando sus figuras antropomorfas y zoomorfas,
utensilios de cocina, vasijas de barro, adornos, etc. Tunja fue alfarera, en la misma forma los pueblos de Tinjacá, Ráquira y Tutasá.

Otra actividad económica fue la Orfebrería, la cual perfeccionaron con varias y complejas técnicas metalúrgicas y entre ellas, los trabajos en tumbaga, con la aleación de oro y cobre y la fundición a la cera perdida. Se distinguen las bellas representaciones antropomorfas y zoomorfas para los "tunjos" u ofrendas propiciatorias para las deidades chibchas. La diversidad de adornos en oro para los caciques y señores principales y los adornos para los bohíos, señalan el adelanto artístico de estos pueblos. El oro lo obtenían en sus relaciones con los indios Poinas y Yaporoges de las riberas del Magdalena. Cambiaban sal, esmeraldas y mantas por oro fundido.

Los Muiscas utilizaron también el cobre para la elaboración de figuras antropomorfas y bastones ceremoniales. Ellos hicieron narigueras, zarcillos, pectorales y otros objetos en cobre. Utilizaron los yacimientos de cobre de Moniquirá y Suma paz.

Los Muiscas del Altiplano Cundiboyacense explotaron las minas de sal de Zipaquirá, Sesquilé, Nemocón y Tausa. Además del uso doméstico, la sal sirvió para el trueque en el comercio chibcha. En la misma forma, conocieron el carbón mineral, el cual fue utilizado principalmente por los Chibchas de Sogamoso.

Los Tejidos.
Los Muiscas desarrollaron una industria de tejidos con una gran variedad de fibras vegetales, principalmente el algodón y el fique. Según la tradición Chibcha, el dios civilizador BOCHICA enseñó en sus predicaciones la manera de hilar el algodón y de tejer y adornar las mantas,
los chircates, líquiras, ilillas, chumbes, etc., y además elementos del traje chibcha. Cada familia Chibcha tenía por lo general su telar, el huso y los torteros para hacer sus hilados. También fue importante la industria plumaria y la de las pieles de los animales que cazaban. Fabricaban cestos, canastas y jaulas de caño, esparto y junco.

El comercio chibcha.
Los Muiscas hacían el comercio por medio del trueque. Tenían mercados importantes como los de Tunja, Turmequé en donde se adquirían las esmeraldas de Somondoco y los tejidos. Zipaquirá fue el mercado para el expendio de la sal; Funza o Muequetá para el expendio de mantas y tejidos; y Aipe para los intercambios con otras tribus del Magdalena, cuyos negocios los realizaban en una gran piedra labrada. En Sorocotá los Muiscas cambiaban sal, mantas pintadas y esmeraldas por el oro en polvo de los Agatáes y el algodón que llevaban los Guanes. Fray Pedro Simón señala que existían unos tejuelos redondeados de oro fundido, los cuales facilitaban las transacciones comerciales que se hacían con el oro.

La vivienda chibcha.
Era el "bohío": Una choza cubierta de paja, en planta circular y con techo en forma cónica acampada; generalmente iba sostenida de un poste central. Las paredes de bahareque; el piso era cubierto con esparto fino tejido de cañizos atados con hilos de distintos colores Los bohíos estaban cercados con corrales de troncos o astillas. Fue una gran admiración de los españoles con conocimiento de bohíos con gran riqueza, con dos cercas, doce pasos distantes una de la otra. En las puertas de los bohíos de Tunja colocaba s
bellas láminas y piezas de oro. 

La Religión de los Chibchas.
Su religión fue muy organizada alrededor de un conjunto de dioses, templos y un grupo sacerdotal encargado del culto, sus principales deidades estaban alrededor del SOL (SUE),la LUNA (CHIA) yel agua. Creían en Chiminigagua, el dios creador y autor de la luz; creían en Bachué, la diosa madre del género humano; en
el dios civilizador BOCHICA, quien les enseñó las artes y oficios. Otros dioses muiscas fueron Huitaca, Nencatacoa, Chaquén, Cuchavira Chibchacum, y otros. Respetaban profundamente los lagos, las montañas y las rocas. Consideraban que los espíritus están vinculados a los fenómenos
físicos, los ríos, las montañas y las lagunas.

Los sacerdotes muiscas, llamados Xeques se educaban durante 12 años en Los Cucas, que eran Seminarios dirigidos por los ancianos. Adoraron  al Sol en Tunja en el Templo de Goranchacha y en los Cojines del Zaque. Utilizaron los tunjos como afrendas a sus dioses. Conocieron la técnica  de  momificación de los muertos, principalmente sus caciques. Dada su trascendencia, se considera que el Pueblo Muisca o Chibcha alcanzó el grado de desarrollo cultural más importante entre los aborígenes de Suramérica Septentrional.

Texto tomado de Javier Ocampo López




LOS ORÍGENES REMOTOS DE TUNJA


Los Hombres más antiguos. El hombre primitivo penetró en la Altiplanicie Cundiboyacense en un época que va más allá de los 12.000 años. Los restos humanos más antiguos se encontraron en El Abra (Zipaquirá) con una cronología de 10.400 años antes de Jesucristo. El Hombre Temprano u "HOMO DEL TEQUENDAMA" es de 6.375 años a J.c. se encontraron esqueletos humanos, utensilios de hueso y artefactos líticos o de piedra.
En el territorio de la ciudad se han encontrado huellas arqueológicas desde el año 150 antes de Cristo. Durante más de dos mil años se establecieron distintos grupos humanos en Tunja. Las investigaciones realizadas por el Grupo arqueológico de la UPTC, nos indican que en Tunja, el Hombre prehistóricoprocede de diversos pueblos que se establecieron en estas tierras.


La llegada del Pueblo Chibcha.- En el primer milenio después de J.c. penetraron a estas tierras de Tunja y Boyacá los CHIBCHAS o MUISCAS. Es éste el pueblo primigenio de la conformación étnica .del pueblo boyacense. Su foco de dispersión ha sido ubicado en Centroaméricaa. La familia lingüística Chibcha se extiende desde Nicaragua y Costa Rica
hasta Ecuador. Su vía de inmigración posiblemente fue la de Panamá hacia la Costa Atlántica, la Región Andina, y en ésta, la Meseta Cundiboyacense en donde se ubica TUNJA.

La expresión CHIBCHA designa la familia lingüística que se extiende desde Nicaragua hasta Ecuador.

La expresión MUISCA designa el pueblo de la familia lingüística Chibcha que se localizó en el Altiplano Cundiboyacense. Muisca, en lengua
chibcha significa gente o nueblo.




Tunja a la llegada de los Españoles. 
Hunza era un bello poblado indigena a la llegada de los españoles en el año 1537. Estaba conformada por 10 Cercados de caciques; tenía además numerosos bohíos en una extensa área entre los ríos Gallinazo Y la Vega. Tenía lugares astronómicos como las Moyas y los Cojines.
Según los cronistas, los bohíos de Tunja muy ricos y bien labrados fueron los mejores encontrados en el territorio Muisca. En sus puertas era bello el espectáculo de los resplandores de las láminas, y las piezas de oro que tenían pendientes, láminas y patenas, tan juntas, que siendo rozadas por el Viento,
formaban una musicalidad armoniosa que era un verdadero deleite para los conquistadores españoles.

El cercado de Quiminza, sede del gran bohío del Zaque, se ubicaba en el lugar en donde posteriormente los españoles construyeron el Convento de San Agustín. Era un bello lugar adornado por águilas de oro, patenas y grandes caracoles. Al frente de este bohío del cacique, los Hunzas realizaban un mercado cada cuatro días, en el cual vendían sal, coca, mantas, oro y elementos diversos para su alimentación y vestido.

El Cercado Grande de los Santuarios.
Los españoles llamaron Santuarios a los templos y a las sepulturas de los indígenas. El sitio ubicado entre el Pozo de Donato y las Mayas en la ribera occidental del río La Vega, a llamado por los españoles "Cercado Grande de los Santuarios", estacada por su connotación ritual. Según los estudios del Grupo arqueológico de la UPTC, corresponde al lugar sagrado del Templo de Goranchacha, dedicado al Sol, el cual fue descrito por el cronista de Indias Fray Pedro Simón en su obra "Noticias Historiales", escrita en la primera mitad del siglo XVII.

Por los múltiples enterramientos encontrados en casi todas las áreas de La Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia que era el "Cercado Grande de los Santuarios", se manifiesta en toda ella un carácter funerario y de ritual al sol

Las columnas de piedra del Templo de Corancha se localizan en la UPTC y en el Pozo de Hunzahúa, también llamado también Pozo de Donato. Son tres grandes piedras talladas que hasta ahora se conocen.

Los Hunzas acostumbraban una procesión religiosa que gastaba tres días en hacer el recorrido desde el Cercado del Zaque hasta el Templo al Sol: Tres pasos adelante y dos pasos atrás, danzando y tomando chicha. Durante otros tres días hacían oraciones al Sol y ritos religioso y otros días para regresar el cercado del Zaque, en el actual Parque Pinzon.

Cojines del Zaque
Todos los días antes del amanecer, el Zaque, los Jeques y numerosos indígenas de la Hunza legendaria iban en procesión
a los cojínes a rendir tributo de adoracìón al sol. Allí cantaban, danzaban y hacían sacrificios humanos de las moxas. Parece que existía una calzada o avenida que iba desde el cercado del Zaque hasta los Cojines y se prolongaba a las piedras pintadas Tras del Alto, en donde hacían los ritos de las siembras y las cosechas.

Los Cojines del Zaque, que los españoles llamaban "Cojines del Diablo" son dos piedras en forma circular, talladas en una roca de gran dimensión por los indios Muiscas. Desde allí, los indígenas observaban los astros se orientaban en relación con el sol e interpretaban el orden de la naturaleza con especial interés hacia las siembras y las cosechas. Actualmente los Cojines del Zaque o Cojines del Diablo han sido remodelados y son lugar turístico, superviviente de los indígenas. Se localiza en el Occidente de la ciudad de Tunja, al iniciarse el Alto de San Lázaro o "Loma de los Ahorcados" y cerca de la vía que va a Villa de Leiva.

La Loma de los ahorcados. 
O Alto de San Lázaro era el lugar en donde el Cacique castigaba las faltas graves de sus súbditos con la pena de la horca.

El pozo de Hunzahúa, llamado también Pozo de Donato
Es una pequeña laguna con fuentes freáticas, cuyas aguas corren profundas en el subsuelo de Tunja y cuyos orígenes primigenios se pierden en el tiempo y en la supervivencias míticas y arqueológicas. Se encuentra localizado hacia el norte de la ciudad de Tunja, en los predios de la UPTC. A su alrededor se encuentra La Leyenda de Hunzahúa, el primer Zaque, quien se enamoró de su hermana, haciendo caso omiso del incesto, que era prohibido entre los Muiscas. Buscando algodón para las telas y arcilla para la cerámica, los hermanos viajaron a Chipatae en donde en arrebato de amor incestuoso se hicieron esposos.

La cacica madre al tener conocimiento del grave pecado de los dos hermanos, quiso castigar a su hija con la sana o sea el palo para revolver la chicha; pero la hija enamorada dio vueltas en torno a la vasija con gran facilidad. En un arranque de ira, la cacica madre lanzó la sana y rompió la múcura llena de chicha,la cual se fue regando abundantemente para formar un gran pozo, el que es llamado POZO DE HUNZAHUA, que los españoles llamaron Pozo de Donato, como recuerdo del fracaso de intento de desagüe que hizo el capitán español Jerónimo Donato de Rojas en el Siglo XVII. Este lugar fue sagrado para los Muiscas por el culto que rendían a las lagunas. Actualmente se considera como una supervivencia de la cultura Muisca en Tunja, y es un lugar muy visitado por los turistas que llegan a Tunja.

Los orígenes míticos del Pueblo Tunjano 
Según las creencias muiscas, en el principio del mundo y en medio de la oscuridad, solamente existían los caciques de Sogamoso y su sobrino el cacique de Ramiriquí, quienes para poblar la tierra determinaron hacer a los hombres de barro amarillo y a las mujeres de hierbas y tallos huecos y verdes. Como todo estaba oscuro, el cacique Sogamoso ordenó a Ramiriquí subiera al cielo y se convirtiera en SOL para iluminar al mundo. Como esa luz no bastaba para alumbrar la noche, el mismo cacique So gamos o se convirtió en LUNA Desde entonces los indígenas de estas regiones adoraron al sol y a la luna y
anualmente realizaban sus conmemoraciones rituales. Es el Mito de los dos Caciques Creadores.

El mito tunjano de BACHUE, la Madre del Pueblo Chibcha. 
De la laguna de Iguaque, en tierras de Tunja, emergió BACHUE con un niño de tres años, IGUAQUE, con quien bajó la serranía y en el llano en donde
posteriormente surgió el pueblo de Iguaque, construyó una choza o "borno" la cual se convirtió en la primera vivienda de los Muiscas en Tunja. Cuando
el niño creció en su desarrollo natural, Bachué se casó con él, realizándose así el primer matrimonio en Tunja y en general en el territorio de la Chibchas. Esta unión fue tan importante y la mujer tan prolífica y fecunda, que en cada parte tenían entre cuatro y seis hijos, con lo cual muy pronto se llenó la tierra de gente. Este es el origen chibcha del género humano.

Fonzaque y la fundación muisca de HUNZA. 
Según las tradiciones muiscas, la capital primitiva del Cacicato de los Zaques fue Ramiriqui, cuyo escaso terreno de expansión urbana, hizo necesaria la búsqueda de un territorio apropiado para construir la nueva capital. Para su localización fue comisionado Fonzaque, el sobrino de Ramiriquí, quien desde la colina de Gachaneque divisó y aprobó el lugar para la fundación de HUNZA. Era una altiplanicie de tierras áridas y de vientos fríos. Dice la leyenda que Fonzaque se pasaba los días con la cabeza entre las manos y se calentaba rascándose las pantorrillas cuando arreciaba el frío.





TUNJA EN LA ÉPOCA INDIGENA

Junza o Tchunza en lengua chibcha significa "Varón poderoso" o "Varón prudente". Tunja era el nombre que daban los Muiscas al Cacicato de los Zaques, cuyo extenso territorio comprendía los pueblos de Hunza o Tchunza (Capital sede del Cacicato), Ramiriquí, Turmequé, Tibaná, Tenza, Garagoa, Somondoco, Lenguazaque, Tuta, Motavita, Sara y otros pueblos indígenas más pequeños.
HUNZA o TCHUNZA: Varón prudente. (La capital del Cacicato).

TUNJA: El Cacicato del Zaque.

El nombre de TUNJA está ligado también al Cacique HUNZAHUA, el primer Zaque, que se distinguió por un gobierno fuerte, muy temido por los indígenas.

El nombre de "Tunjo" viene de la palabra chibcha: Chunso, que significa idolo o adoratorio. Los Tunjos eran las ofrendas en oro con figuras de animales o de seres humanos estilizados que los Muiscas ofrendaban a susdioses.

El descubridor español de Tunja, Licenciado Gonzalo Jiménez de Quesada, en su obra "Epítome de la Conquista" dijo 10 siguiente: 

"Este Nuevo Reino se divide en dos partes, o dos provincias. La una se llama Bogotá, la otra de TUNJA, y ansí se llaman los señores della, del apellido de la tierra. La tierra de TUNJA es más rica que la de Bogotá".

El Fundador español de Tunja, el Capitán Gonzalo Suárez Rendón, la llamo TUNJA. Así consta en el acta de fundación del 6 de agosto de 1539. El 29 de marzo de 1541 el Emperador Carlos V concedió a Tunja el
titulo de ciudad. Así dice el d~cumento monárquico:

"...es nuestra merced e mandamos que agora y de aquí en adelante en dicho pueblo se llame e titule Ciudad de TUNJA y que goce de las preeminencias, prerrogativas e inmunidades que puede y debe gozar siendociudad". CARLOS V

Alrededor de la ciudad de Tunja se conformó la PROVINCIA DE TUNJA
actualmente Departamento de BOYACA. Este nombre de "Boyacá" es de origen chibcha; significa "cercado del cacique" o "región de mantas".

El patrono de la ciudad de Tunja y de la Catedral es el Apóstol Santiago el Mayor, Patrono de España. Por ello, la Parroquia de la Catedral se llama:Parroquia de Santiago de Tunja. TUNJA es el nombre oficial e histórico de nuestra ciudad. SANTIAGO DE TUNJA es el nombre eclesiástico de la Parroquia de la Catedral.

HOMENAJE A LAS MADRES





En este día las recordamos
a las madres en general.
Quiero recordar a mi madre
que fue una mujer ejemplar.

Siempre escuchaba mis problemas,
me brindaba buenos consejos.
Me entregaba siempre su mano,
y desaparecían mis miedos.

Se levantaba de madrugada
para amasar y cocinar el pan.
Ese olor a recién horneado
en mis recuerdos aún están.

Nos preparaba el mate cocido;
"Desayunen antes de estudiar".
Y los fideos bien caseritos
los domingos para almorzar.

Cuando rayaba las manzanas,
"Porque tiene muchos nutrientes",
"Tienen vitaminas y proteínas",
"Para que crezcan sanos y fuertes".

La verdura que detestaba
la picaba y con puré mezclaba,
de esa forma la camuflaba,
y su comida me alimentaba.

Tengo recuerdos de mi madre
que nunca los voy a olvidar,
están presente en mi mente,
de allí afloran constantemente.

Aquellos que aún la conservan
que la aprendan a valorar,
porque el día que ella se marche
de seguro la van a extrañar.




HISTORIA DEL DIA DE LA MADRE

La conmemoración oficial del "Día de la Madre" se remonta a los tiempos de la antigua Grecia cuando Rea era la gran madre de los Dioses. A lo largo de la historia se van encontrando manifestaciones de esta celebración. En la Inglaterra del siglo XVII se celebraba el "servir de domingo". Ese día las sirvientas iban a sus hogares a visitar a su madre, y festejaban el encuentro con una torta. No sería hasta el siglo XX que esta conmeración recibiría un carácter oficial de la mano de Anna M. Jarvis. Tras un encuentro familiar con motivo del tercer aniversario de la muerte de su madre, esta profesora americana tuvo la idea de dedicar un día a todas las madres. A raíz de aquí el segundo domingo de mayo de 1907 se celebró por primera vez el "Día de la Madre".
Anna Jarvis prosiguió su campaña por el "Día de la Madre" y finalmente el 10 de mayo de 1908 se celebró esta fecha públicamente.


En la Iglesia Episcopal de Grafton en West Virginia hay constancia de este hecho con una placa conmemorativa. Esta fecha fue decalarada oficial en 1910 por parte del gobernador del estado de West Virginia, William Glascock. En mayo de 1914 Anna consiguió que esta fecha fuera incluida en el calendario federal de los Estados Unidos. En poco tiempo, más de 40 países adoptaron esta conmemoración.
En homenaje a una persona tan especial, en el Día de la Madre no es necesario ningún regalo de gran valor, este concepto fue implantado por el comercio. Es suficiente ofrecer algo simbólico: una flor del jardín, una postal, un poema...o un simple abrazo afectuoso, unas palabras de ternura, de reconocimiento...un simple gesto para que se sienta querida.

Mientras algunos atribuyen la celebración del Día de la Madre a una estrategia mercadotecnica y comercial, la realidad es que su origen tuvo un sentido muy diferente.

Las celebraciones por el día de la madre se iniciaron en la Grecia antigua, en las festividades en honor a Rhea, la madre de Jupiter, Neptuno y Plutón.


El origen del actual Día de la Madre se remonta al siglo XVII, en Inglaterra. En ese tiempo, debido a la pobreza, una forma de trabajar era emplearse en las grandes casas o palacios, donde también se daba techo y comida.

Un domingo del año, denominado «Domingo de la Madre», a los siervos y empleados se les daba el día libre para que fueran a visitar a sus madres, y se les permitía hornear un pastel (conocido como «tarta de madres») para llevarlo como regalo.


Esta celebración se desarrollaba colectivamente, en bosques y praderas.
Aunque algunos colonos ingleses en América conservaron la tradición del británico Domingo de las Madres, en Estados Unidos la primera celebración pública del Día de la Madre se realizó en el otoño de 1872, en Boston, por iniciativa de la escritora Julia Ward Howe (creadora del «Himno a la república»). Organizó una gran manifestación pacífica y una celebración religiosa, invitando a todas las madres de familia que resultaron víctimas de la guerra por ceder a sus hijos para la milicia.
Tras varias fiestas bostonianas organizadas por Ward Howe, ese pacifista Día de la Madre cayó en el olvido. Fue hasta la primavera de 1907, en Grafton, al oeste de Virginia, cuando se reinstauró con nueva fuerza el Día de la Madre en Estados Unidos, siendo Ana Jarvis, ama de casa, quien comenzó una campaña a escala nacional para establecer un día dedicado íntegramente a las madres estadounidenses.

En memoria de una madre
Luego de la muerte de su madre en 1905, Jarvis decidió escribir a maestros, religiosos, políticos, abogados y otras personalidades para que la apoyaran en su proyecto de celebrar el Día de la Madre, en el aniversario de la muerte de su propia progenitora, el segundo domingo de mayo.
Tuvo muchas respuestas, y en 1910 esta fecha ya era celebrada en casi todo Estados Unidos.

En 1914, el Presidente Woodrow Wilson firmó la proclamación del Día de la Madre como fiesta nacional, que debía ser celebrada el segundo domingo del mes de mayo.
La primera celebración oficial tuvo lugar un día 10 de mayo, por lo que este día fue adoptado por muchos otros países del mundo como la fecha del «Día de las Madres».


En México, los aztecas ya honraban la maternidad

A la madre de Huitzilopochtli
Honrar la maternidad también fue característica de las culturas que poblaron Mesoamérica antes de la Conquista. Una de ellas, la azteca, rendía culto a la madre de su dios Huitzilopochtli, la diosa Coyolxauhqui o Maztli, que según era representada por la luna.
La mitología cuenta que durante la creación del mundo fue muerta a manos de las estrellas, que celosas, le quitaron la vida para que no diera a luz a su hijo Huitzilopochtli, quien representaba al sol, sin embargo, éste sí pudo nacer, venciendo a las tinieblas.
Los indígenas rendían especial tributo a esta diosa y dedicaron a ella hermosas esculturas en oro y plata, que no sólo revelan profundo sentido artístico sino la importancia tan grande que ellos concedían a la maternidad.
La peregrinación al TepeyacEl más representativo de estos rituales era el celebrado a mediados de la primavera, en el cerro del Tepeyac, con el fin de honrar a la madre de los dioses, Tonantzin, cuyo nombre significa «nuestra madre venerable».
Los festejos a la maternidad entre los aztecas eran de carácter sacro. Peregrinar desde distintos puntos del antiguo México para honrar a Tonatzin, era un acto de comunión cósmica y una ceremonia de reconocimiento a la propia madre.

Tonatzin, como dice la historiadora Bibiana Dueñas, «era “la Madrecita”, y tenía por mayor atributo la vida; ella la daba. De allí su importancia y su fuerza más grande. Era el elemento vital de la sangre y, por lo tanto, también la guerra y la muerte eran sus atributos». En las fiestas se le invocaba como «madre de las divinidades, de los rostros y los corazones humanos». Tonatzin aparecía muchas veces, según cuentan, como una señora vestida elegantemente de blanco; de noche gritaba y pregonaba.
También cuentan que traía una cuna a cuestas, como quien trae a su hijo en ella; iba al mercado y se acomodaba entre las otras mujeres; más tarde desaparecía, abandonando la cuna por ahí. Cuando las otras mujeres advertían la cuna estaba olvidada, se asomaban a ella y encontraban un pedernal, con el cual se hacían sacrificios en su honor.